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TALLER DE TAROT | Módulo 1

  • Foto del escritor: Amada Aurea
    Amada Aurea
  • 3 ago 2020
  • 5 Min. de lectura



Aún recuerdo la primera vez que tuve contacto con las cartas del tarot. Tenía solo 12 años y mi madre recibió un mazo del “Tarot Español” como regalo de cumpleaños. Al ir observando cada carta, cada detalle, cada símbolo se fue creando una inquietud inexplicable dentro de mi. Cada vez que las miraba, las tocaba, las analizaba, intentaba descifrar las claves detrás de cada imagen. Tuvieron que pasar unos cuantos años antes de atreverme a “jugar” con mis amigas haciendo preguntas bastante triviales, pero que para mi fueron un vector de inicio en este viaje de significados. Al pasar los años comencé a entender que la lectura no era algo tan simple como “predecir el futuro”, si no que detrás de cada carta, hay una historia. Detrás de cada arquetipo, una señal. Detrás de cada consultante, una vida.


16 años ya han pasado desde esa primera lectura en los pasillos del liceo y he llegado a comprender que la importancia del tarot está en el compartir. Es por esto que ahora los invito a bucear junto a mi en las profundidades del significado, teniendo siempre como misión la ayuda hacia los demás, para así lograr eventualmente un mundo basado en el amor, el equilibrio y la comprensión.






Nadie sabe quién inventó el Tarot, ni donde, ni cuando. Nadie sabe lo que significa esta palabra, y tampoco a qué idioma pertenece. No se sabe tampoco si está al origen del juego de cartas o solamente el resultado de una lenta evolución.

Hasta el siglo XVIII, el Tarot es asimilado a un juego de azar y su sentido profundo pasa desapercibido. Diferentes grupos étnicos y religiosos, diferentes sociedades secretas se han reivindicado la paternidad: Gitanos, Judíos, Masones, Rosa-Cruz, Sofistas... Encontramos influencias de los evangelios y del relato del Apocalipsis enseñanzas tántricas, del "YI KING" y del calendario solar azteca. Algunas ven en el Tarot una obra de alquimia, kabbalistica, astrológica, aritmománcica. Cada sociedad, cada nudo esotérico, cada rama de la magia, cada Iniciado, cada nacionalidad, cada artista sienten entonces la necesidad de pintar por fin el verdadero Tarot.


Sin embargo a pesar de su origen incierto, podemos decir que el tarot es la suma del conocimiento simbólico de occidente. Podría ser definido como un alfabeto, donde cada carta es una letra y estas se conectan para formar frases, creando un lenguaje que sirve para expresar la voz oculta guardada de nuestro subconsciente.


En el tarot no existe el tiempo, si no que se entiende la vida a raíz de “ciclos”, donde la muerte no es un fin, el “fin” puede ser un inicio y el “inicio” no parte en el número “uno”. El equilibrio no es simétrico, porque lo simétrico se aleja de lo real, pero si existe la dualidad. Es así como en el tarot encontramos una Emperatriz como contrapeso de un Emperador o a una Papisa, como una igual a un Papa. El género no importa, lo importante es la energía detrás de cada arquetipo, es el acto detrás de la imagen, es la decisión en cada paso.


Arcanos mayores desde el arcano 0, el Loco, hasta el arcano XXI el Mundo. Las conexiones y los tiempos no son lineales, si no que se presentan cíclicamente. Es así como el primero, es la continuación del ultimo y el ultimo puede ser un inicio.

(Si quieres saber más respecto a las formas de percepción del tiempo, Lineal y Cíclico, visita este link https://camilapeurrea.wixsite.com/amadaaurea/post/ziltoid-the-omniscient-parte-2-nebula-9-el-espiral-y-el-ojo-de-dios)





¿CUÁL ES LA MISIÓN DEL TAROTISTA?




El tarotista no es un gurú, no es un psicólogo, no es un personaje con una ética superior que deba juzgar los actos, anhelos o cuestionamientos que cada consultante tenga respecto a sus propias vidas. El tarotista es un canal, que cumple con la misión de ser un instrumento de comunicación entre el subconsciente-alma del consultante y su plano de entendimiento concreto. La forma de entregar el mensaje, es a través del lenguaje, siendo la empatía y el entendimiento del “libre albedrío” los factores principales a la hora de hacer una interpretación. En el tarot no existen concretos, no existen exactitudes, si no que todo son “posibles” que se irán determinando según los actos o formas de pensamientos de cada persona. Es por esto que no es recomendable que el tarotista de por hecho situaciones que puedan definitivamente determinar la voluntad del consultante. Actuar de guía a través de cuestionamientos que podrían ayudar a dilucidar las razones detrás de aquello que intriga o muchas veces angustia a la persona, puede ser la mejor forma de llevar a cabo esta tarea.

No importa si se logrará un objetivo concretamente, lo importante es saber de qué serviría alcanzar esa meta y si efectivamente sería de ayuda para la persona en sí. No importa si esa persona volverá a su vida, lo que importa es ver si esa relación está ayudando al desarrollo emocional del consultante y ver qué es lo que le queda por aprender.


En resumen, el tarotista solo es un intérprete que logra descifrar el mensaje detrás de cada arquetipo.





Los arquetipos son un término o patrón de comportamiento universalmente entendido, un prototipo sobre el cual se copian, modelan o emulan otros. Son un modelo de una persona, personalidad o comportamiento.

Si hablamos de arquetipos, debemos obligadamente hacer referencia al célebre psiquiatra Carl Jung, quien no solo impuso el concepto, sino que lo desarrolló y basó gran parte de su pensamiento en esta idea.

A raíz de los arquetipos, Jung se vio interesado en gran medida en el tarot, pues logró identificar en las figuras de las cartas, los mismos arquetipos. En la definición de Jung, los arquetipos son “disposiciones psíquicas universales innatas que forman el sustrato del cual emergen los símbolos básicos o representaciones de la experiencia inconsciente. El arquetipo es una tendencia a formar tales representaciones de un motivo: representaciones que pueden variar mucho en detalle sin perder su patrón básico, de hecho, son una tendencia instintiva.



Esta plantilla o marco también es algo que está contenido en nuestra comprensión instintiva del mundo, y se enfoca cuando los seres humanos pasan por una variedad de transiciones y fases en su vida.

Sin embargo el concepto de arquetipos tiene un origen mucho más antiguo que el análisis de Carl Jung. El concepto se remonta al filósofo griego Platón, quien indica que los arquetipos (o “Ideas” como él las llamó) son formas mentales puras que se han impreso en el alma incluso antes de nacer, formando un “inconsciente colectivo”, es decir, una persona nace con el conocimiento instintivo de estos arquetipos.

Quizás, es por eso que podemos relacionarnos fácilmente con algunos conceptos sin que nos digan o expliquen cuáles son. Por ejemplo, nadie te explica los conceptos de Madre, Padre y Dios a medida que creces, simplemente es algo que instintivamente sabes que son. La conceptualización mental y la intelectualización llegan mucho más tarde.

Lo mismo ocurre con los símbolos. Instintivamente comprendemos lo circular con lo femenino, con lo cíclico, con la luna y sus fases. Lo cuadrado con lo estructurado, el orden, los puntos cardinales. Las espadas con la guerra y la autoridad. La luz con el sol, lo divino, lo positivo. El fuego con la acción, la violencia, la destrucción etc.



Inconsciente colectivo universal




ACTIVIDAD PRÁCTICA

Sigue las instrucciones del siguiente video:

Una vez finalizada la actividad, envíame una foto con tu carta y palabras al correo antes del día lunes 10 de agosto. Sus trabajos serán compartidos en el perfil de instagram de este curso (https://instagram.com/amada.aurea) para que podamos dialogar, compartir y generar una comunidad donde entre todos nos acompañemos en este proceso.


¡Mucho éxito!



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